EN TU RADAR | Experiencia Feria de las Culturas Amigas
Este es el octavo año en el que se realiza la Feria de las Culturas Amigas, un espacio donde se promueve la diversidad y se celebran las buenas relaciones de México con el mundo.
Debo admitir que había querido asistir a todas las ediciones pasadas, pero por una u otra cosa, no había podido, así que este año hice la promesa de ir el primer fin de semana de esta exposición.
Llegué al Zócalo como a eso de las 14:00 hrs, el sol estaba en su máximo esplendor y la Feria ya se veía un tanto llena. Al entrar no sabíamos exactamente por qué parte empezar hasta que una de las organizadoras gritó que el recorrido comenzaba hacia nuestra izquierda, así pues comenzamos por la parte de África.
Antes de emprender esta aventura había visto ciertos comentarios de amigos en Facebook diciendo que no fueran a esta feria pues es, y cito,
“La Feria es como un transborde del metro o como Cuatro Caminos, tanta gente que no puedes caminar, calor y olor a garnachas nice, #consumismoeverywhere #Mejor ni vayan”
Y en efecto el lugar estaba lleno, pero decidí deshacerme de todos esos prejuicios y esperar lo mejor.
Me sorprendí de la cantidad de stands de países participantes y cómo la feria había crecido pues pasó de 50 participantes en 2009 a 93 países participantes este año.
Al pasar por los distintos stands era notorio que algunos eran más populares que otros, jamás pude acercarme lo suficiente a Japón y pasar por el invitado especial, Francia, fue demasiado caótico. Además de que atravesar de un lado al otro del pasillo parecía una tarea casi imposible.

Ya entrados en ambiente decidimos probar de las delicias gastronómicas que ofrecía cada país, y aunque sabía que estos platillos eran preparados en su mayoría con ingredientes mexicanos, eso no impidió que disfrutara de unas ricas brochetas de carne en Sudán, bolitas de carne de cola de cocodrilo en Australia, un delicioso pastel de chocolate suizo y cerrar con un merlot en Francia.
Estados Unidos llamaba la atención con una gran figura de un Oscar y un letrero de Hollywood, al pasar te proporcionaban información turística y si querías alguno de los artículos promocionales tenías que contestar una sencilla pregunta de la cultura estadounidense como tres ex presidentes, nombrar algunos estados, actores y universidades del país. Nada que cualquier mexicano no sepa de esta cultura.
Llegando al final del recorrido pasamos por Inglaterra y tuve que hacer una escala obligatoria pues ya sabía que el British Council realizaría algunas actividades en el marco de la celebración del 400 aniversario luctuoso de Shakespeare.
No sufrí tanto como lo habría pensado, la verdad es que disfruté este recorrido y aunque ciertas personas creen que solo se trata sobre el consumismo, porque sí, lo único que hacen la mayoría de
los stands es vender recuerditos y uno que otro platillo, si vas con ganas de aprender y con mucha curiosidad puedes preguntarle a los expositores sobre su país, sus costumbres, tradiciones e incluso puedes salir con una o dos recetas. Todo depende del cristal con que se mire.
