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Las “nueces” para México y el “ruido” para el mundo.


“ La venta comienza cuando el cliente dice no. ” -Benjamín Disraeli-

El primer trimestre del año concluyó, el cual se calificó de padecer en reiteradas ocasiones una gran volatilidad en los mercados, originada básicamente en la incertidumbre global de posibles variaciones donde la política económica incluyente y abierta pase a un segundo término y sea el esquema proteccionista quien se encargue de timonear el sentido de las inversiones.


Los recientes discursos presidenciales en los EE.UU. parecieran tener mucho ruido y pocas nueces, y ¿Cómo contradecirlo? Si son notoriamente evidentes las derrotas en la actual administración, retomando las dos más populares en lo que va de la gestión “Trump”. Primeramente refiriéndome al intento de vetar el ingreso de ciudadanos de seis naciones Árabes con una orden ejecutiva que simultáneamente fue nulificada por diversas cortes, una segunda derrota se reveló en su reforma sanitaria contra el “Obamacare” al no ponerse de acuerdo los legisladores Republicanos por un nuevo modelo, y podríamos estar “cantando” una tercera con su famosa reforma fiscal, puesto que, analistas consideran una discusión mucho más complicada, partiendo de la necesidad de tener que haber logrado la reforma de salud, estimando así, ahorros cerca del billón de dólares, enmendando la pérdida de ingresos por la reducción de impuestos a las empresas; sin una agenda metódica y concatenada podemos augurar un revés cerca de consumarse los primeros cien días del nuevo gobierno en los EE.UU.


Pero aún le queda una ruta de escape a este singular personaje yanqui, ruta que por nombre lleva, Tratado de Libre Comercio de América del Norte; una renegociación qué para muchos no era lo más apropiado, planteando una idea orientada a la diversificación del mercado y construir otras alianzas comerciales dejando de lado la actual subordinación que se traduce para México en el 80% de sus exportaciones direccionadas a su vecino del norte, lo que muchos no entienden es que esto no se trata de comerciar más, sino de sostener el financiamiento que nos da el actual superávit con los EE.UU; el cual asciende a más de 120 mil millones de dólares, contrarrestando déficits comerciales con China (65 mmdd), el sureste asiático (100 mmdd) y Europa (27 mmdd) por mencionar algunos.


Ahondando en la renegociación es necesario subrayar que el actual tratado no solamente sirve para comerciar bienes, sino para darle certidumbre jurídica a las inversiones, desafortunadamente el argumento que sostiene el actual presidente lo vincula a la pérdida de empleos, desprestigiando exponencialmente la mano de obra extranjera perfilándolos como delincuentes, ilegales y hasta “violadores”. Concretamente la pérdida de empleos en EE.UU. se atribuye a dos factores, el primero corresponde al uso masivo de tecnología empleando mayores procesos de robotización y el segundo concierne a la entrada de China a la OMC en el 2001.



En días pasados se redactó un borrador con indicaciones propias conforme a los temas predilectos para abordar en la mesa de renegociaciones con el objetivo de notificar al congreso y dar el primer paso en el proceso. Este documento pretende ser una agenda comercial tradicional cercana a la del TPP, dado que abundan temas como el comercio electrónico, transferencia de datos, propiedad intelectual, sin dejar de lado aspectos laborales y ambientales. Aunado a este contexto existe la preocupación de querer eliminar el art. 19 del presente tratado, el cual refiere a emplear medidas de resguardo ante prácticas desleales de comercio (dumping y subvenciones), esto con el propósito de hacer más expedita una defensa comercial frente a posibles decisiones arbitrarias ante la autoridad.


Lo que sí se vuelve indiscutible es la necesidad imperante de anexar temas como el energético, en telecomunicaciones, cooperación, desarrollo de pequeñas y medianas empresas, innovación y la creación de cadenas de valor. Pero para alcanzar una negociación integral es necesario mirar hacia adentro” y hacernos la pregunta de si ¿Estamos listos? O no. Las cartas están sobre la mesa, depende de nuestra estrategia para hacerle frente a temas tan controversiales como lo son los salarios, la urgente recuperación del estado de derecho, el combate a la corrupción con un sistema judicial sólido, plantas productivas nacionales competitivas y autónomas, así como una tajante reforma fiscal que nos involucre a todos.

El futuro de México depende 95% de lo que hagamos internamente, el 5% restante le compete a las negociaciones que se hagan con los EE.UU. La moneda está en el aire, las nueces en México y el ruido haciendo su mejor papel.


 

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Ciudad de México, 2016

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