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Haciendo montón


Desde mediados del año pasado hemos sido testigos de de la intensa y dura batalla por la Presidencia de la República en 2018, pero en lo que va del 2017 esta batalla se ha trasladado a un terreno más frontal y descarado que tiene como consecuencia que la lucha por la silla más buscada por aquellos que quieren dominar, se asemeje a una pelea “de todos contra todos” la cual es feroz, directa y sobretodo sangrienta.


Todos y cada uno de los aspirantes a la presidencia utilizan como eje principal de sus declaraciones el real y general desapruebo hacia el Presidente Peña Nieto así como la incertidumbre y amenaza política llamada Donald Trump, lo cual ha servido para posicionar a unos y para derrumbar a otros.


Entre los principales actores de esta eterna campaña electoral, que para el INE no lo es, encontramos en primerísimo lugar al también eterno Andrés Manuel López Obrador, seguido por la ex-primera dama Margarita Zavala, por el gobernador de Morelos Graco Ramírez, por el ex gobernador de Puebla Moreno Valle, por el jefe de gobierno más “hippie” de la Ciudad de México Miguel Ángel Mancera, por los independientes como Jorge Castañeda, Pedro Ferriz de Con y otros (la pregunta es saber de quién o de qué son independientes) y por qué no, hasta el actual secretario de gobernación Miguel Ángel Osorio Chong así como Ivonne Ortega del PRI, y así aumentará la lista con quién se quiera seguir agregando, como cuando se quiere entrar al vagón del metro.


Lo cierto es que, las redes sociales han sido el principal y más efectivo medio de comunicación de esta eterna lucha, la cual ha sabido escudarse bajo el faro de la libertad de expresión y difusión de ideas políticas para no ser considerada como un conjunto de actos anticipados de campaña.


Es normal encontrarse a diario con entrevistas, reuniones, declaraciones, videos, así como con “memes” de los aspirantes a ocupar la tan ansiada silla presidencial jactándose de su brillante capacidad. Mítines políticos por allá, mítines políticos por acá, tweets en contra de Donald Trump (porque es justo lo que necesitamos escuchar), la agenda de cada candidato es el pan de cada día; sin temor a exagerar, se tiene más presente lo que hizo López Obrador que lo que hace uno mismo.


Esta campaña, que no es campaña por una extraña razón, es el reflejo de la lectura política que tiene como urgencia la de conquistar el Estado de México, esa tierra prometida que parece ser la catapulta más segura para conquistar la presidencia, no es extraño ver spots del gobierno federal y estatal refiriéndose a la muy buena labor que en conjunto han realizado los gobiernos del PRI echándole una manita a su candidato Alfredo del Mazo.


Lo sumamente repugnante, no es el tan ilegal momento para hacer campaña, sino que ningún candidato representa algo intelectualmente valioso que suponga un cambio racional, por el contrario, sólo son productos de la coyuntura política y social.


Que Margarita quiere ser Presidente, perdón “Presidenta”, sólo por su condición de mujer que según ella es suficiente para gobernar al país, que Andrés Manuel quiere ser Presidente porque ya le toca y la tercera es la vencida, que Jorge Castañeda quiere ser Presidente porque “esta enojado” con los malos gobiernos, y así sucesivamente con cada candidato, pero NINGUNO representa una razón intelectualmente justificada para serlo, no les alcanza para tanto.


En fin, esta batalla, que más bien parece lucha libre, es un fiel reflejo de la urgente necesidad de un líder político, un líder en el cual confiar en escenarios tan adversos como lo es Trump, un líder intelectual capaz de hacernos sentir orgullosos y decir “Mexico is the shit”; necesitamos un líder que haga que dos años de campaña valgan la pena, un líder que a mi parecer no está luchando en el ring del 2018.


 

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Ciudad de México, 2016

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